INCENDIOS
Sortilegio de cenizas que ofenden
el vértigo de un rostro
enmarañado,
y flamígeras miradas se extienden
en el fondo del reflejo quebrado.
Imito las sombras que ya no
sorprenden,
las visiones que el cielo me ha
negado,
y surgen innatas voces que
prenden
la furia muda de un puño cerrado.
Señor, mi voluntad no es la
evidencia.
Pernocto en desahucios que no son
dignos
y me elevo desnudo ante el papel.
Como el rostro ingrávido que
silencia
las frías noches enmarañado en
signos.
¡Ah! Mañana quizá vuelva a ser
piel…© Rubén Suárez Valverde
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