Mira, el templo del origen
perdura
y ha perdido el valor que lo
ensuciaba.
Interpreta la ausencia más
oscura,
desdobla la otredad que la
eclipsaba,
Siente la primera vez de la nada
y celébrate si tu alma se evade
en el poema de una noche
desolada.
Mira, prende el refugio que te
invade,
Busca en las cenizas de algo que
fue
y oirás como mi alma ingrávida
vibra
en tu voz. No cuestiones el
porqué,
tan solo desvirga en ti cada
fibra
Del verso que burla a la soledad.
Reflejo empañado del corazón.
Afila el verbo de la identidad,
desahucia la verídica invención
Y asume que existe lo que no ven,
lo que sin poema ya no vale nada,
pues nosotros contribuimos
también
al curvo horizonte de una mirada.
No diré quién soy, diré lo que es
mío.
Siente como el poema me pertenece
y como yo pertenezco al vacío
de un pronombre que ya no me
obedece.
Busca conscientemente en lo
inconsciente,
mide el tiempo como una
esclavitud
y deja que tu sombra te
atormente,
pues solo así sentirás la
inquietud.
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