Te
escondo en los versos
De
mi pluma a veces triste.
Nadie
lo sabe.
Me
disfrazo de luz
Y
brindo.
Finjo
una sonrisa
Que
ni yo me creo,
Todos
ríen y no sé de qué
O
de quien, pero rio.
Llevo
interminables
Minutos
en una conversación
Sin
sentido,
Sin
ti,
Sin
mi.
Ya
nadie pronuncia tu nombre
Al
menos delante de mi.
Traicionan
la belleza
En
una vano esfuerzo
Por
callar el eco de mi cabeza
Que
con latidos cuento.
Yo
solo quiero llegar
Al
altar de nuestros recuerdos
Y
llorarte,
Ojear
el libro que olvidaste con las prisas
Y
oler tu perfume en la almohada.
Me
pregunto qué harás ahora,
Con
quien estarás,
Si
quizás tus amigas también
Te
han forzado a salir como a mi,
O
sin estarás pensando en mi
Acurrucada
con tu gato
Viendo
una película triste de final feliz,
Un
final distinto al nuestro.
Una
patética excusa
No
me disculpa de marcharme
Y
sin saber cómo me encuentro
Con
dos copas en la mano,
Aseguran
que es la penúltima,
Siempre
he odiado la penúltima.
Llevan
toda la noche
Intentando
presentarme a chicas
A
las que no se atreven a hablar
Como
si eso fuera bastante
Para
olvidarte,
Afortunadamente
sus intentos
Son
correspondidos con desprecios,
Solo
una hubiera accedido
Si
no hubiera advertido
Mi
cara de aburrimiento.
Me
voy, así, sin excusas,
De
repente, como la lluvia
Que
moja las calles
Y
precipita la entrada masiva
De
gente al bar.
En
efecto, he bebido demasiado,
Lo
que funciona no se ha de cambiar.
La
intensa lluvia cala mi ropa
Se
resbala por mi piel
Como
lo hacías tú,
Despacio,
húmeda, sutil.
Los
que no saben de ti
Dirían
que voy haciendo eses
Pero
voy dibujando tu silueta.
Si
los números del teléfono
No
se movieran tanto
Te
llamaría ahora que tengo el valor.
Por
fin llego a casa,
Al
altar de nuestros recuerdos,
Y
una frágil luz viste la habitación
De
momentos, de risas, de besos,
De
tardes de domingos de “peli y manta”
En
las que lo de menos era la película.
Una
ducha caliente
No
consuela tanto como una copa fría
Pero
se agradece.
También
te dejaste tu pintalabios,
El
del anuncio que me dijiste,
Y
de pronto siento
Una
patética envidia de él
Y
maldigo la suerte que compartimos,
Luego
de deslizarnos por tus labios
Los
dos hemos acabado tirados por el suelo…
Me
estorbo en tu ausencia, amor,
Me
desgarra tu ausencia, amor,
Y
nadie sabe nada, ni siquiera tú.
Deseo
que no lo sepas,
Porque
si lo supieras
Sería
cruel dejarme morir así.
Tengo
sueño y no puedo dormir,
Tengo
amor y no puedo amar,
Tengo
vida y no te tengo a ti.
De
qué sirve soñar amando
O
de amar soñando
Si
no te tengo a ti.
Desvarío,
amar y soñar es lo mismo.
Lo
único que tiene remedio
En
esta vida es la muerte,
¡Ay,
amor!
Que
el que muere amando ha vivido
Y
amándote viviré siempre.
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