Espejismo
(El
arte del cunnilingus)
Corona
la albura mirto voluptuoso
y
al paso húmedo que desnuda el camino
se
respira el sabor del fruto jugoso.
Palpita
ofrecido el monte Venusino
Al
gozo venal de la Náyade oriunda,
que
osada, profana el misterio abisal
con
palabra erecta y se insinúa profunda
constelando
la sonrisa vertical.
Como
unos labios en silenciosa armónica
cuyo
rumor impregna el oasis sagrado:
dulce
paréntesis de humedad platónica
donde
el delirio pernocta bautizado
Y
serpea corpóreo el universal espasmo ,
sin
más cobijo que la injuria incisiva
ni
más elixir que el bostezo del orgasmo
descubre
en la orilla de espuma lasciva.
Se
funden en delicada antología
mordiscos
y caricias como hambre y sed,
como
Empírea decadencia de armonía
que
el crepúsculo engalana a su merced.