por los campos de castilla,
esos campos sonrojados
por las jaurías de amapolas.
¡Oh! Vuela blanca paloma
goza de tu libertad,
haz gala de tu envidiado,
bello y presumido vuelo.
¡Vuela señora del cielo!
¡Vuela por mí que no puedo!
Envuélvete entre las nubes
¡Oh! Vuela paloma ¡ Vuela!
Y que tu incesante aleteo
abanique al sol radiante,
o acaricie a la luna
que te acoge por las noches.
¡Oh! Vuela dueña y guardiana
de las calles toledanas
y comensal de sus plazas,
¡Oh! Nocturna protectora
de la inmortal catedral,
¡Oh! Marinera del Tajo,
¡Oh! Emperatriz del Alcázar,
vuela por mí que no puedo
¡Vuela señora del cielo!
¡Oh! Vuela paloma ¡Vuela!
¡Vuela por mí que no puedo!
