por los campos de castilla,
esos campos sonrojados
por las jaurías de amapolas.
¡Oh! Vuela blanca paloma
goza de tu libertad,
haz gala de tu envidiado,
bello y presumido vuelo.
¡Vuela señora del cielo!
¡Vuela por mí que no puedo!
Envuélvete entre las nubes
¡Oh! Vuela paloma ¡ Vuela!
Y que tu incesante aleteo
abanique al sol radiante,
o acaricie a la luna
que te acoge por las noches.
¡Oh! Vuela dueña y guardiana
de las calles toledanas
y comensal de sus plazas,
¡Oh! Nocturna protectora
de la inmortal catedral,
¡Oh! Marinera del Tajo,
¡Oh! Emperatriz del Alcázar,
vuela por mí que no puedo
¡Vuela señora del cielo!
¡Oh! Vuela paloma ¡Vuela!
¡Vuela por mí que no puedo!

Precioso poema Rubén, ojalá pudiesemos volar como ésa paloma y recorrer libremente no sólo los campos de Castilla... también sobre el cielo de nuestra propia existencia.
ResponderEliminarMe ha hecho recordar mis paseos por las calles de Toledo, ciudad que visito muy a menudo y que me encanta.
Un abrazo
muchas gracias mari carmen, vuela mari carmen vuela! que para volar a veces no hace falta alas! los dos toledos son preciosos, misteriosos y hechizantes
ResponderEliminarQue vuele, que vuele...
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