NOCHE POÉTICA

NOCHE POÉTICA

POESÍA
La poesía es tan solo otro camino
distinto hacía la temida muerte.
La poesía es el placentero orgasmo
del corazón y sus sentimientos.
Y yo un lujurioso peregrino
que camina errante entre los versos.

R.S.V.



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martes, 9 de octubre de 2018

LA ABSOLUCIÓN DE LA MUERTE

LA ABSOLUCIÓN DE LA MUERTE
( Están Tía Vinagre y Teodora)
Tía Vinagre: ¡Teodora! ¿A dónde vas?
Teodora: Pues mira, a mi casa, que vengo de la peluquería que voy de boda.
Tía Vinagre: ¿Y quién se casa?
Teodora: El hijo de la María del Carmen, el poeta.
Tía Vinagre: ¡Ah! ¿Sí? ¿con quién se casa?
Teodora: Con la hija de la Sagrario.
Tía Vinagre: Sí, Sí, me lo dijeron, es verdad, no me acordaba, tiene una la cabeza…
Tía Vinagre: ¿Y a que peluquería vas? te han dejado muy bien. ¿Cuánto te cobran a ti? A mí por el tinte y…
(Sale Fausta)
Fausta: ¡Vamos pareja!
Tía Vinagre: ¿A dónde vas Fausta?
Fausta: A por el pan, que vengo de enca la Mojigata, y menudo susto tiene la mujer, que le han robado esta noche, y tiene un disgusto, mira se me pone la piel de gallina.
Teodora: ¿Y que le han robado?
Fausta: Pues no sé, solo me ha dicho que tenía mucho y que ahora tiene menos.
Tía Vinagre: ¿Y se sabe quién ha sido?
Fausta: Pues quien va a ser, el de siempre.
Teodora: A ver, si es que es normal, si le cogen y le sueltan a los cuatro días, y claro, la cabra tira al monte y vuelve a robar.
Tía Vinagre: Le tenían que dejar enca preso toda su vida y que se pudra en la cárcel el sinvergüenza, ya verás como no robaba más. Qué lástima su madre, toda la vida fregando escaleras para criarle y se lo paga así el canalla.
Fausta: Pues por lo visto, al huir se cayó por el balcón…
Teodora: Pues anda, a ver si un día se mata el canalla, pero vamos que bicho malo nunca muere, siempre se van los mejores, y luego esta gentuza hace lo que quiere.
Fausta: Pues, por lo visto quedó muy grave…
Tía Vinagre: Así escarmienta.
Fausta: Y tanto, como que ya no va a robar más, porque al final se murió.
Teodora: ¡No me digas!
Fausta: Sí, sí, murió en la ambulancia, no pudieron llegar al hospital, porque no encontraban las llaves de la ambulancia, y claro, luego vieron que dentro de su gravedad las había robado también, y para cuando las vieron ya estaba muerto.
Tía Vinagre: Y su madre, que soponcio tendrá la mujer, su único hijo, se quedó viuda y ahora se le muere el hijo.
Teodora: Pobrecillo, vaya final ha tenido…
Tía Vinagre: Siempre se van los mejores…
Fausta: Qué buen ladrón era.
Teodora: La verdad es que sí, hasta el último suspiro robando, eso no lo hace cualquiera.
Tía Vinagre: Con el buen ladrón que teníamos y no sabíamos apreciarlo.
Fausta: Pero si es que la culpa es de la gente, que ponen rejas, y pinchos en las verjas, y claro se lo ponen muy difícil, bastante que el muchacho quiso salir por el balcón por no poder salir por la puerta como todo el mundo. Mira, vengo de la casa de la Mojigata, y menudo pinchos tiene, vamos que te digo yo que están puestos a propósito para que no la robaran.
Teodora: ¿Y qué ha pasado con todo lo que ha robado?
Fausta: Aquí lo ha dejado todo, no se ha llevado nada.
Tía Vinagre: Y encima humilde el muchacho, luego iban hablando todo lo que querían de él, y mira que buen gesto ha tenido, no se ha llevado nada, ha dejado todo aquí, te digo yo que otro ladrón se lo hubiera llevado, pero él no, él ha dejado todo lo que ha robado aquí, no hay derecho, siempre se van los mejores. Es que piénsalo, logra entrar con tantos pinchos y tantas rejas como dices que ha puesto la mojigata, va a robar, y luego lo deja aquí, no se ha llevado nada allá a donde haya ido.
Teodora: Vamos, que se ha ido con las manos vacías, para que luego digan de que se llevaba cosas, vamos que se ha ido del mundo con lo que vino.
Tía Vinagre: A mí me entró a robar hace un año o un año y medio, y fíjate el detalle que tuvo, entró sin hacer ni un solo ruido, claro estábamos durmiendo y no nos quiso despertar, mi marido madruga mucho, y tuvo esa consideración. Si es otro, te digo yo que hace sonar la alarma o me roba el sillón, o el marido, tu imagínate que me roba al marido, no lo quiero ni pensar, vaya desgracia, a ver qué hago yo, a ver dónde le busco, porque claro si te quitan el marido no le encuentras así como así, o coges otro o no le vuelves a ver, pero él no, él no me robó el marido, cuando me levanté estaba todo desordenado, porque eso hay que reconocerlo, no era muy ordenado, pero bueno, me levanté y mi marido estaba ahí en la cama, no se lo había llevado. Qué buen ladrón teníamos y no supimos apreciarlo.
Fausta: Menos mal, a mí me robó también, pero no me robó el marido, eso lo puedo decir a los cuatro vientos, vamos que si me roba el marido vaya faena. Yo no tengo alarma, pero tengo un perro, y fijaros qué detalle tuvo que le dio de comer, pobrecillo, que buena manos tenía con los animales, mi perro por ejemplo, tiene la costumbre de ladrar a los extraños, y vamos, que como un extraño quiera entrar o algo, incluso le mordería, pero a él no, no le mordió, y mira como quería al animalito que le echó de comer, fue él quien tuvo el gesto de darle de comer la última vez. Qué buen ladrón teníamos y no supimos apreciarlo.
Teodora: A mí también me robó, hace unos meses, pero yo no se lo puse tan difícil como vosotras al pobre, yo no tengo alarma ni un perro guardián que ladre a los extraños, pero claro, eso sí, yo no tengo marido, a mí el marido me lo robó la vida que es otra que tal baila. Él lo único que se llevó fue trastos, y mira que se llevó todos y me dejó la casa limpia, vamos, que conmigo tuvo el gesto de no dejar ni un trasto y mira que yo tengo trastos, pues tuvo el gesto de dejarme la casa limpia, fíjate que por llevarse, se llevó hasta la televisión que no hacen más que echar tonterías. Qué buen ladrón teníamos y no supimos apreciarlo.
(Sale Casilda)
Tía Vinagre: ¡Casilda! ¿A dónde vas?
Casilda: A mi casa, que vengo de la churrería y no puedo ni andar, me está matando el juanete.
Fausta: No hay derecho, vaya final.
Casilda: ¿Qué pasa? ¿De quién habláis?
Teodora: Del ladrón.
Casilda: Qué ha hecho ese canalla ahora.
Tía vinagre: No hables así mujer, que se ha matado, se ha caído desde el balcón cuando salía de la casa de la Mojigata.
Casilda: ¡Ay, ay,ay,ay! pobre muchacho, qué desgracia. A mí me robó a finales del año pasado, y fíjate que detalle tuvo la criatura, siendo un ladrón de jueves por aquella época, porque claro, quería salir de fiesta con los amigos, cosa muy normal para su edad, y la criatura pues no podía, porque claro, con una madre que a lo único que ha aspirado en la vida es a fregar escaleras mañana y tarde, pues claro, no da para mucho, pues bueno, a mí me robó un miércoles, y oye, agradecida estoy, porque claro, se conoce que la criatura sabía que yo era celadora de Santa Lucía y estábamos mi marido y yo en misa, y en el refresco, y oye que bien lo hizo porque cuando llegamos ya nos había robado, fíjate que susto si nos roba estando nosotros. Pero insisto qué tuvo un detalle la criatura. Pero si es que no puede ser, si es que con el sueldo de una madre que a lo único que aspira es a fregar escaleras pues no puede ser, y a la criatura que no le gustaba trabajar, pues que iba a hacer. Qué buen ladrón teníamos y no supimos apreciarlo.
Teodora: Bueno, pues yo me voy que voy de boda.
Casilda: ¿Del hijo de la María del Carmen, verdad?
Teodora: Sí. Luego me pasaré por el tanatorio.
Tía Vinagre: Yo también, pero yo no quiero verle, prefiero recordarle cuando estaba vivo.
Fausta: Yo iré esta noche.
Casilda: Allí nos vemos.
Teodora: Bueno, me voy.
Tía Vinagre: Con Dios. Muy guapa te han dejado Teodora.
Teodora: Si la que vale, vale.
Fausta: Di que sí.
(Se va Teodora)
Tía Vinagre: Yo no sé cómo se ha dejado que la pongan esos pelos, parece una ardilla.
Fausta: A su edad, y ese peinado, no la pega nada.
Casilda: Por no hablar del tinte…
Fausta: Me voy que dan las nueve ya.
Casilda: Yo también me voy que el juanete me está matando.
Tía Vinagre: Ale, con Dios.
(Se van Tía Vinagre, Fausta y Casilda. Sale el Ladrón)
Ladrón: Caprichosas son las lenguas
que glorifican al muerto,
pues siendo ladrón en vida
ahora me elevan al cielo.
La absolución de la muerte
condena al vivo y no al muerto,
en vida podrás ser malo
que tras morir serás bueno.
© Rubén Suárez Valverde

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