Contemplo el silencio de la noche,
lo interrumpen lejanos aullidos
y el aislado sonido de un coche.
Puedo escuchar mis latidos
con el eco sordo de mis huellas.
Escucho un avión que se confunde
con el tenue palpitar de las estrellas…
que sin voz me dicta lo que escribo,
pues despierta cuando el hombre duerme
y cuando el hombre duerme yo vivo.
La noche parece que te quiere.
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